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miércoles, 26 de mayo de 2010

LOS PADRES PRIMEROS EDUCADORES DE SUS HIJOS

1. INTRODUCCIÓN

Corren tiempos en los que las prisas nos llevan a no considerar el significado de las palabras, incluso hay quién piensa que éstas no tienen importancia. Sin embargo, lo característico del ser humano es la capacidad de pensar y de transmitir lo pensado: las palabras y los conceptos son muy importantes.

Así, el termino educar no significa lo mismo para todos. Cuando se habla de educación unos entienden adquirir conocimientos, otros lo confunden con las buenas maneras. Educar significa ayudar a crecer como personas y por eso el término “educación integral” que tanto se utiliza parece una redundancia: la educación o es integral o no lo es.

La educación tiene mucho más que ver con la adquisición de virtudes humanas y su vivencia que con adquirir conocimientos. Corresponde a los padres la transmisión de esos valores y virtudes que donde mejor se aprenden es en la familia, el lugar donde se es querido por el mero hecho de ser.

2. FUNDAMENTACIÓN

“Puesto que los padres han dado la vida a los hijos, tienen la gravísima obligación de educar a la prole, y por tanto hay que reconocerlos como los primeros y principales educadores de sus hijos. Este deber de la educación familiar es de tanta trascendencia que, cuando falta, difícilmente puede suplirse. Es, pues, deber de los padres crear un ambiente de familia animado por el amor, por la piedad hacia Dios y hacia los hombres, que favorezca la educación íntegra personal y social de los hijos. La familia es, por tanto, la primera escuela de las virtudes sociales, que todas las sociedades necesitan” (Gravissimum educationis, Paulo VI)

“El derecho-deber educativo de los padres se califica como esencial, (…) original y primario, respecto al deber educativo de los demás, por la unicidad de la relación de amor que subsiste entre padres e hijos; como insustituible e inalienable y que, por consiguiente, no puede ser totalmente delegado o usurpado por otros” (Mater et Magistra, Concilio Vaticano II)

“Por encima de estas características, no puede olvidarse que el elemento más radical, que determina el deber educativo de los padres, es el amor paterno y materno que encuentra en la acción educativa su realización, al hacer pleno y perfecto el servicio a la vida. El amor de los padres se transforma de fuente en alma, y por consiguiente, en norma, que inspira y guía toda la acción educativa concreta, enriqueciéndola con los valores de dulzura, constancia, bondad, servicio, desinterés, espíritu de sacrificio, que son el fruto más precioso del amor” (Exhortación Apostólica Familiaris Consortio, Juan Pablo II)

3. PROTAGONISMO DE LOS PADRES EN LA EDUCACIÓN DE SUS HIJOS

Por naturaleza, el derecho irrenunciable y la responsabilidad de la educación de los alumnos de un centro educativo corresponde a los padres, a quienes el colegio ayuda en su tarea indelegable de primeros y fundamentales educadores, conscientes de que, por grande que pueda ser la influencia educativa del centro, no tiene la hondura, ni la extensión, ni la continuidad del ambiente familiar.

La familia es el ámbito propio del desarrollo más profundo de la persona: las actitudes más radicales ante la vida, la formación moral y religiosa, el uso responsable de la libertad y, en general, la orientación y el cultivo de la personalidad, se educan principalmente en el seno familiar. Allí, la persona recibe los primeros y más decisivos estímulos para el desarrollo sensorial, lingüístico, intelectual y físico. Familia y colegio se necesitan mutuamente, aunque el protagonismo y la principal responsabilidad la tiene la primera.

La responsabilidad de los padres en la educación de sus hijos abarca todos los aspectos de esta. También su aprendizaje, en cuanto esta actividad es un medio fundamental para la formación de la inteligencia y la voluntad de la persona. El colegio que responsablemente eligen los padres para sus hijos, haciendo uso de su derecho es un complemento educativo de la familia, nunca un sustituto. Ni siquiera la formación intelectual es tarea exclusiva de la escuela, aunque lo sea preferentemente, sino que, también en este campo, la familia tiene su responsabilidad: la creación y mantenimiento de una cultura familiar, en el más pleno sentido del término cultura: cultivo intelectual mediante la comunicación, la ayuda y el aliento mutuo en un ámbito de seguridad, de amor y aceptación.

Cuando la familia y el colegio son dos ámbitos equilibrados y coherentes en valores, se están sentando las bases más firmes para una educación de calidad.

Corresponde al centro educativo, en primer y principal lugar, ayudar a los padres de los alumnos para que puedan ser, de hecho, lo que les corresponde por derecho: los primeros y principales educadores de sus hijos. Originariamente, los padres -el matrimonio en común- son los únicos que tienen el derecho y el deber de educar a sus hijos. Los profesores participan de ese derecho-deber subsidiariamente, en la medida que los padres delegan ese encargo al centro educativo, sin dejar por ello su responsabilidad. Son los padres los que han de proponer las metas educativas de sus hijos, quienes trazan las líneas maestras de un auténtico proyecto educativo personal: ¿Qué quiero para mi hijo? ¿Cómo lo quiero educar? En la práctica, empiezan a responder a esas preguntas cuando eligen un determinado tipo de centro educativo para sus hijos.

Cuanto más consciente, perseverante y coherente sea la acción educativa familiar, mayor será su influencia en la formación de sus hijos. Cuando falta esta vida educativa familiar, se producen importantes carencias en el desarrollo. El tiempo compartido es muy importante para el desarrollo equilibrado de los hijos y para la construcción de una vida familiar sana. La relación a la que hacemos referencia supone, ante todo, dedicar tiempo a los hijos, y en esa dedicación es más importante la calidad que la cantidad.

Por estas razones, interesa facilitar y fomentar desde el centro escolar la implicación de los padres en la educación de sus hijos, ofreciéndoles, de parte de los profesores, ocasiones y medios de actuar educativamente con sus hijos, para que conozcan con seguridad sus enormes posibilidades educativas, en su ámbito propio, el familiar, con su buen ejemplo y compartiendo el tiempo con sus hijos en actividades realmente educativas y enriquecedoras para toda la familia.

El colegio debe ayudar a los padres de familia para que dediquen su tiempo a sus hijos, para que tengan la seguridad de que son capaces de educar muy bien a sus hijos y darles una amplia gama de sugerencias prácticas de modos de hacer educativos en la familia. Las entrevistas de asesoramiento educativo familiar representan un momento especialmente oportuno para ese fin.

El programa de educación familiar, que contempla reuniones de curso para padres, cursos intensivos y aulas permanentes, los ciclos de conferencias o la orientación sobre lecturas escogidas, son algunos medios de adquirir los conocimientos y destrezas necesarias que les faciliten la educación de sus hijos.

El colegio, también deben mantener a los padres informados de los contenidos que se trabajan en ese momento en el centro escolar y de las posibilidades que ofrece el seno familiar para una mejor educación. Por eso es importante establecer una información frecuente y fluida del colegio a las familias sobre las actividades escolares que realizan sus hijos, así como los logros que van alcanzando y las dificultades que encuentran.
REFERENCIAS:

1. Declaración Gravissimum Educationis (sobre la educación cristiana). Paulo VI. 1965
2. Proyecto Educativo Familiar. Nota Técnica de ICEF. Isabel de Palomino. 2005
3. Exhortación Apostólica Familiaris Consortio. Juan Pablo II. 1981
4. Nota Técnica. Espíritu Fundacional. APDE 1994
5. Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución dogmática sobre la Iglesia “Lumen Gentium” 11. 1966
6. Carta Encíclica. Humanae vitae. Paulo VI. 1968

jueves, 13 de mayo de 2010

Libro: El juego de Ender (título original Ender's Game, 1985)

El juego de Ender (título original Ender's Game, 1985) es la novela más conocida de Orson Scott Card. Obtuvo los dos premios más prestigiosos de la ciencia ficción: el Premio Nébula a la mejor novela en 1985 y el Premio Hugo a la mejor novela en 1986. La novela se originó como un cuento de ciencia ficción en Analog Magazine (1977), cuento que recibió el Premio Ignotus de 1994, así como sendas nominaciones al Hugo y Locus de 1978. Está ambientada en un futuro donde la humanidad se enfrenta al exterminio a manos de una agresiva sociedad extraterrestre conocida como los "insectores" (buggers en el original). El juego de Ender es el primero de un grupo de cuatro libros conocidos como la Saga de Ender. En 1999 Card comenzó una serie de novelas paralela a la acción descrita en la Saga de Ender, la Saga de las Sombras, que se compone de otros cuatro libros. La primera de estas novelas fue La Sombra de Ender.

Sinópsis en breve:

La tierra se ve amenazada por una raza extraterrestre que se comunica telepáticamente y considera no tener nada en común con los humanos a los que quiere destruir. Para vencerlos es necesario un genio militar y por ello se ha permitido el nacimiento de Ender. La novela, primera la serie sobre su protagonista, trata de la formación de una personalidad excepcional en medio de un ambiente de gran presión y complejidad tecnológica. A la habilidad en tratamiento de las emociones que es habitual en Card, se une aquí el interés por la utilización de simulaciones de ordenador en la formación militar y estratégica del protagonista.

Comentario:

Pocas novelas en la ciencia ficción me han causado interés. Esta que reseño hoy, me apasionó. No es una genialidad, pero si una obra maestra: es un soplo nuevo que definió los relatos posteriores de este género literario. Adictiva te prende desde el primer momento y que provoca en no pocos lectores (me incluyo) solo un capítulo más y me duermo: al final desvelo.

Quizás estamos hablando de una de las novelas que se ha convertido en paradigma, tanto en la identificación psicológica de los personajes como en un aspecto los juegos de guerra, y es, sin ninguna duda, una obra pionera en la descripción de la realidad virtual. Es una de las novelas indiscutibles del género; sin embargo, se ha quedado en una tierra de nadie entre la ciencia-ficción clásica y la New Wave, un pequeño encallamiento que no impide que sea merecidamente lo que es: una de las piezas más importantes de la historia de la ciencia-ficción.

Me quedo aquí ánimo a leer que la vida es corta.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Un poema, una canción

Caminante no hay camino

Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre el mar.

Nunca persequí la gloria,
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles,
como pompas de jabón.

Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse...

Nunca perseguí la gloria.

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.

Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.

Caminante no hay camino
sino estelas en la mar...

Hace algún tiempo en ese lugar
donde hoy los bosques se visten de espinos
se oyó la voz de un poeta gritar
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."

Golpe a golpe, verso a verso...

Murió el poeta lejos del hogar.
Le cubre el polvo de un país vecino.
Al alejarse le vieron llorar.
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."

Golpe a golpe, verso a verso...

Cuando el jilguero no puede cantar.
Cuando el poeta es un peregrino,
cuando de nada nos sirve rezar.
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."

Golpe a golpe, verso a verso.

Antonio Machado